20100418

DE LAS LLUVIAS Y OTRAS COSAS

Foto: Mundofotos


Del Atlántico norte vienen en pocas horas masas de nubes que recogieron el agua del mar. Ahora, ocultando el sol de esta mañana de abril con oscuras nubes de gran densidad está cayendo el agua que trajeron en Madrid. Antes de coger el tren subterráneo, me da tiempo a mirar las nubes e intentar averiguar sus intenciones. Avanzan lentamente, tan lentas que parecieran estar paradas. Pero no es así. Cambian su apariencia oscureciendo un poco más este día de primavera que es muy diferente a los que he conocido. Luego, maduro en el tren las conclusiones que saco de la observación de la naturaleza orgullosa, mientras miro a los viajeros con su tristeza habitual mostrando todas sus frustraciones, en la meditación apartada que le permite la espera hasta la estación donde se apean.

Sigue abril mordiendo el calendario en bocados estudiados con la facilidad que le vino de un invierno mas duro de lo habitual. Las borrascas que se sucedieron una y otra vez, siguen haciéndolo de vez en cuando, con el presagio de los malos años que se avecinan.

Los viajeros del tren van y vienen con la misma indiferencia con que leen el periódico que les advierte que les están robando, justo en el tiempo que deben rebañarse el bolsillo para liquidar con el fisco. Cabe preguntarse ¿y como es eso así? La indiferencia es casi siempre producto de la indefensión y la impotencia. Si tuvieran la certeza de que podrían utilizar un resorte para evitar el latrocinio se movilizarían de inmediato. Tal resorte se comprobó que no existe. Nadie va a procurar justicia. Cualquier excusa es buena para mantener las cosas como están. Mejor esperar a que escampe. Por eso, leen el periódico con indiferencia. Solo se les ilumina la cara cuando tienen alguna satisfacción con las incidencias del futbol. Sus disgustos ocasionados por las cosas del deporte saben que son temporales, más pronto que tarde cambia la suerte. Así ha sido siempre y así seguirá siendo.

Las lluvias y las bajas temperaturas nos vienen por las corrientes de los océanos y por las incidencias con los vientos que se generan por las diferencias de temperatura. Así, como se esta trocando el régimen de temperaturas nos vendrán malas temporadas de viento, lluvia y nevadas. De momento no veo el tope con el que tranquilizar las expectativas de futuro. No solo se esta calentando la tierra sino consecuentemente todo el clima cambia y drásticamente.

Para el día que me vea, leyendo un libro, sentado en una hamaca bajo un castaño, sospecho que lo tendré que hacer con un jersey de pura lana Setland, aunque sea en pleno mes de julio. Aun así, si puedo hacerlo, si para ese tiempo tengo algunas monedas en el bolsillo y ninguna pendencia seria a la vista, podré intentar abrigar la necesaria esperanza con la que dar instrucciones a los hijos y a los nietos, si es que los tengo.

Mientras, seguiré escribiendo y pintando, con el apartamiento social y mental como lo hacía el cavernícola que hizo la crónica de Altamira.