20120730

El ordenado desorden




En el pequeño jardín que tiene la casa delante de la fachada planté una portulaca umbratícola mezclada con flores de distinto color. Amarillas, rosas, y rojas, se abren con la mañana dando luz a la entrada. Mas adelante, junto a la entrada he plantado un dondiego de noche que tiene por costumbre abrir sus flores, también mezcladas en color, durante la caída de la tarde y alegrando la noche, flores abiertas y perfumadas, toda la noche. Si, lo he hecho así a voluntad. ¡Quien pudiera encontrar la medida necesaria para tener alimentada la alegría y la buena disposición día y noche!

En estos días del estío la presión atmosférica cambiante durante el día y a noche suele trocar el ánimo predisponiendo a buenos o malos humores. Por eso, es conveniente tener salidas para lo que se pueda presentar. Ser prudente y provisor suele trae buenos réditos, también para los negocios del ánimo.

 Las dos plantas tienen fototropismo, una negativo (el dondiego) y la otra positivo. La portulaca, de la familia de las verdolagas es comestible y su naturaleza suculenta es buena para ensaladas.

Posiblemente pocas veces recurriremos a ellas para llenar la ensaladera, pero solo saber que son útiles para eso también les da un valor añadido. El dondiego es toxico, no se puede comer. Así pues la del día es aceptable para su ingestión la reina de las sombras no.

Sin embargo, el dondiego inunda de un hermoso perfume todo el entorno donde crece y la portulaca es totalmente inodora. Las dos no tienen un lugar previsto. Solo les dí el que encontré entre el macizo de las demás.

El jardín  donde las planté, está lleno de plantas ordenadas para que enseñen un desorden natural, así, como suelo hacer yo las cosas, ordenadamente desordenado. Como las estrellas en el firmamento, como las sendas de la montaña, sin orden y trazado conocido pero con  objetivo certero que le dan los que pisan el itinerario, respetando el ordenado desorden de la naturaleza.