20121227

UN DICIEMBRE PERDIDO


Esta mañana de luz intensa atravesé los bancos de niebla del Guadiana para acercarme a Tresenzinas. El frio de la madrugada aun se dejaba sentir por los caminos. La humedad de la noche, que antes fue escarcha, mojaba toda la verde pradera de la entrada y aun quedaban algunos hongos entre ella. Algo perdido terminé paseando por el camino intentando dejar atrás tanta desolación como vamos acumulando en estos tiempos de penurias, tristezas y con los embates de la chulería que muestra el poder financiero y sus serviles con poder. Una peonía me saludó con las tiernas hojas del invierno abiertas entre la maleza y cuando levante la cabeza de observarla con detenimiento vi los membrillos brillar desde mediodía. Me acerqué para ver que pasaba y la sorpresa me dejó algo perdido durante un momento. Habían brotado las flores y las primeras hojas, que la helada de la noche se había encargado de arrasar. No eran unas pocas, estaban los tres árboles llenos de sus blancas flores que aún conservaban la ternura de su salida.
En diciembre hemos vivido días de una temperatura totalmente anómala, totalmente primaveral y, así, los membrillos debieron pensar que era el tiempo y sacaron toda la provisión de flores que guardaban. La naturaleza tiene sus tiempos. Su repetición temporal hace lo que llamamos clima propio de una tierra. Y el clima ya no es lo que era.
Dicen los campesinos del Rin cerca de Basilea, que si las casas se llenan de insectos fuera de tiempo, les espera un invierno largo y rudo. Los pastores del valle de Blenio, en el cantón del Tesino, miran con detenimiento las nubes, y  sobre todo la flora silvestre. Si las hojas de los arbustos de follaje tardan en caer en el otoño, es señal de buen tiempo, y el regreso de las cabras a los establos puede ser retrasado por algunas semanas.Así en todas las regiones del mundo, los paisanos saben interpretar las señales de la naturaleza cuando aparecen.


Es totalmente razonable pensar que la naturaleza, que se rige por leyes propias y totalmente consecuentes, cuando cambia de manera excepcional el clima de una región, es porque viene condicionada por el orden global del clima del mundo. Así pues las flores de los membrillos salieron por las cosas que están ocurriendo en todo el orbe. Ahora que nos podemos permitir ver la tierra desde arriba a diario, y desde nuestra casa, con el Google Earth, podemos ver como las corrientes de aire y de vapor de agua vienen cambiando lo que pudiera haber sido su comportamiento habitual. Las flores del membrillo tienen la misma consecuencia que las cosas que están ocurriendo en el continente americano. Mi pregunta fue, cuando vi las flores arrasadas ¿volverá a florecer en primavera? Puede que sí, pero me temo que lo que se agota antes, sin que hayamos podido evitarlo, quizá no vuelva a florecer. Lo que hace que me sienta con un vacío ahora. Tratare a mis membrillos con más calor que años anteriores, igual cogen ganas de volver a intentarlo en abril.

20120916

JEAN BAPTISTE



Mis manos ya no pueden pelar una manzana con facilidad, las veo y no reconozco aquellas manos que tuve hace años ya, cuando bajaba a la plaza a jugar con mis vecinos, corriendo, saltando y agarrándolos fuerte para no soltarlos, cuando el juego lo requería. Las mismas manos que agarraban las ramas del peral cuando subía en el huerto del  cura. Si, esas son las manos que tengo ahora, que aún siguen reteniendo la destreza para sujetar el pincel o el grafito, habiendo perdido firmeza y teniendo ganado con hartura certeza en el trazo, cada vez mas delicado, cada cuadro con luz plena.  Tengo que salir al campo. Si quieres les puedo preguntar si puedes venir conmigo. Le diré a los de las caballerizas que cuando tengan que ir a por las provisiones que nos lleven, como la última vez. Una mañana entera es suficiente para los apuntes que preciso. Toda mi vida he dibujado y pintado con  detenimiento, viendo el resultado de cada trazo, de cada pincelada. Recuerdo a mi padre pasando la escofina por los bordes de la madera, viendo en cada pasada el relieve resultante, “es importante que no se pierda el sentido de la obra que haces por la premura o la prisa”- decía- y tenia razón.
Un cuadro debe captar el tiempo de una centésima de segundo, pararlo, y hacerlo que permanezca para toda la vida del cuadro, quizás siglos. Para eso es necesaria la calma y la tranquilidad, para atrapar la luz que es la que hace aparecer el color, las dimensiones  y la naturaleza propia del cuadro y, si sale bien, el que lo mire y se detenga a contemplarlo, se olvidará que es un cuadro y verá ese corto espacio de tiempo de un poco de la vida que ha quedado atrapada y ¡volverá a vivir la experiencia de ver lo que yo vi!
Raoul, tráete el carboncillo y papel, encontrarás muchos motivos para dibujar. Pero no esperes que yo te siga todo el rato, a los ochenta años poco se puede hacer con el cuerpo vencido y los músculos sin mas tensión que la precisa para moverse. Hubo un tiempo, Raoul, que llevaba yo mismo un pequeño coche  y uncía al caballo si ninguna ayuda, En L’ouvre  tengo casi todo a mano. Buen favor hizo monsieur le Marquis  de Marigny en conseguir de su majestad la cesión de la vivienda. La que es mi casa desde 1757. Tengo todo a mano, aunque me han de traer pinturas, aceite de lino y tierras desde el taller de un buen amigo. Sin embargo aun puedo vender alguno de mis cuadros. No es demasiado copiar alguno de los ya hechos; disfruto igual ejecutándolos; como mi padre disfrutaba haciendo el mismo mueble una y otra vez. Puedo hacerte un retrato dibujando, ya hice uno en 1737. ¿Te perecería bien Raoul? ¿Si? Acércame las gafas muchacho. Ponte en ese escritorio y coge el carboncillo y esa carpeta de allí.
-Maestro Chardin, lo haría con gusto pero no creo que sea una buena idea; recuerde que el médico le ha dicho que tiene que guardar reposo.
- Si, es cierto. Tiendo a olvidar los años y la salud. Pero sigo con las manos diestras y no hay que dejarlas ociosas… en fin, otro día.
-Jean Simeón, ¿te tomaste el jarabe?
- Si mujer, tomé el agua sucia…

20120730

El ordenado desorden




En el pequeño jardín que tiene la casa delante de la fachada planté una portulaca umbratícola mezclada con flores de distinto color. Amarillas, rosas, y rojas, se abren con la mañana dando luz a la entrada. Mas adelante, junto a la entrada he plantado un dondiego de noche que tiene por costumbre abrir sus flores, también mezcladas en color, durante la caída de la tarde y alegrando la noche, flores abiertas y perfumadas, toda la noche. Si, lo he hecho así a voluntad. ¡Quien pudiera encontrar la medida necesaria para tener alimentada la alegría y la buena disposición día y noche!

En estos días del estío la presión atmosférica cambiante durante el día y a noche suele trocar el ánimo predisponiendo a buenos o malos humores. Por eso, es conveniente tener salidas para lo que se pueda presentar. Ser prudente y provisor suele trae buenos réditos, también para los negocios del ánimo.

 Las dos plantas tienen fototropismo, una negativo (el dondiego) y la otra positivo. La portulaca, de la familia de las verdolagas es comestible y su naturaleza suculenta es buena para ensaladas.

Posiblemente pocas veces recurriremos a ellas para llenar la ensaladera, pero solo saber que son útiles para eso también les da un valor añadido. El dondiego es toxico, no se puede comer. Así pues la del día es aceptable para su ingestión la reina de las sombras no.

Sin embargo, el dondiego inunda de un hermoso perfume todo el entorno donde crece y la portulaca es totalmente inodora. Las dos no tienen un lugar previsto. Solo les dí el que encontré entre el macizo de las demás.

El jardín  donde las planté, está lleno de plantas ordenadas para que enseñen un desorden natural, así, como suelo hacer yo las cosas, ordenadamente desordenado. Como las estrellas en el firmamento, como las sendas de la montaña, sin orden y trazado conocido pero con  objetivo certero que le dan los que pisan el itinerario, respetando el ordenado desorden de la naturaleza.

20120212

Lectores

Me dicen las estadísticas de este blog que tengo lectores, en México, Argentina, Colombia, EEUU, Perú, Chile, Venezuela, Países Bajos y Alemania, por este orden y en relación numérica decreciente. Nunca pensé que mis escritos llegaran tan lejos y a tanta gente. Y no es que me importe el número global cuantioso de gentiles lectores, sino la suma de ellos. Uno por uno. Me gustaría conocerlos y comentar lo que en principio para un escritor es un monólogo. Son muchos pensamientos los que he dejado libres en la red. Invenciones y relatos que nacen de esa imaginación fértil que me dieron mis padres y que intento administrar con tiento y fortuna. La imaginación es un don que da la naturaleza pero que tiene dos caras: una favorable y otra no. La favorable es que todo lo que tiene la vida, y que es bueno, se vive con mucha más intensidad, con más rico detalle, si se tiene imaginación. Por otra parte, si es de lo que no tiene bueno la vida, se sufre, también, con mucha más intensidad. Por todo ello, decidí ha tiempo el poner a trabajar a la imaginación para comunicar mis reflexiones y contar historias, unas verídicas, otras no, y otras mitad y mitad.

El mundo esta cambiando hacia una nueva era. Es tanto el impulso que están dando las tecnologías a la vida social que, en muy poco tiempo, viejas instituciones, naciones, pueblos, culturas, y aquello que antiguamente se llamaban razas y que ahora no es fácil definir con precisión, debido al desarrollo de las mismas y a las comunicaciones y transportes, están cambiando. Hasta las enfermedades lo hacen y las costumbres también.

En este mundo que cambia, tan vertiginosamente, que no nos da tiempo a asimilar los cambios. Llegado este momento, que me ha sorprendido siendo mayor, quiero contar algunas cosas. Las que he vivido y las que imagino. A usted, que me lee tan lejos, pero que siento tan cerca. Espero que le complazca. Saludos.

20120131

LA SIESTA DEL FAUNO





Abrasaba el sol cuando salió al exterior. Una luz intensa cegó la vista y apenas podía ver con los ojos entreabiertos todo lo que se presentaba ante él, habría unos colores intensos que abrumaban el ánimo. Al rato de ir andando se fue acomodando a la luz y, olvidandose de reconocer la calle, siguió andando hacia la casa de su amigo. Estaba obsesionado con su hermana. Era mayor que ellos y apenas la conocía. Cuando la vio por la mañana no podía creer que una mujer tan preciosa pudiera ser la hermana del Trancas, con lo feo que era. Tenía la chica diez y nueve años y ellos catorce. Demasiados años para que se interesara, pensó.
Había venido en la Pava de las once y ya se había cambiado según le pareció. Llevaba un vestido blanco de algodón con florecitas, y como se le ajustaba al cuerpo, entre los botones se le podía ver sus interiores por las aberturas que se abrian y cerraban de vez en cuando. La vio limpia, muy limpia; con la piel sonrosada. Los pies, recién lavados como no había visto nunca, se veían desnudos sujetos por una fina tira de cuero que amarraba las sandalias, y todo ello envuelto en una sonrisa, mitad burlona, mitad interesada. Parecía divertirse con la turbación del muchacho, torturandolo acariciándose la melena corta, una y otra vez. Le miró con detenimiento con sus ojos negros muy grandes y risueños no apartando la vista, como otras chicas hacían. Por esas cosas, conforme avanzó hacia la casa del Trancas se le iba acelerando el pulso.
Pasó por la puerta del patio que tenían entreabierta y cruzó por el empedrado hacia las habitaciones de abajo donde solían pasar la siesta, sentados en el suelo del pasillo, oyendo música con el transistor Zenith de su amigo. Desde dentro, pudo oír a los Everly Brothers cantando una de sus baladas. En el pasillo no había nadie, ni se oía a nadie. La música venía de la habitación contigua donde solían dormir los invitados. Avanzó hacia ella y vio la puerta entreabierta, miró dentro y, allí, era donde se encontraba la hermana del Trancas echada en la cama, dormida, con la mano cubriéndole los ojos y una pierna doblada. Al levantar la pierna dejaba al descubierto todo el muslo y se podía ver unas inmaculadas bragas blancas de algodón que se ajustaban a las carnes rosas de la chica. Se quedó mirando, fijamente, embelesado por una visión que le parecía un milagro de la naturaleza. Sujeto al quicio de la puerta, se quedó petrificado con la respiración agitada y a tope de sus pulsaciones. Estaba en estas, cuando recibió un guantazo que le dejó aturdido un buen rato. ¡Que coño haces, si se puede saber! Oyó decir cerca de su oreja. Cuando pudo recuperarse de la sorpresa y del aturdimiento, se dio cuenta que estaba sudando, echado en su cama durmiendo la siesta. ¡Son ya la siete y media y aun no has empezado a estudiar! ¿Qué quieres, que te vuelvan a suspender en septiembre? Su padre le estaba increpando al pie de la cama y se le veía muy enfadado y con ganas de gresca. Se incorporó, se bajó de la cama y poniéndose los pantalones pensó: Ya me parecía a mí que era todo esto demasiado bueno…joder…

20120129

Le verger, das Orchard, the garden. Otros nombres para el Huerto



Con el tiempo, después de la última gran guerra, la agricultura extensiva ha acercado la fruta a todo el mundo. En el camino fueron perdiendo todas ellas su natural aroma y su sazón mas pura. Los huertos familiares han ido desapareciendo, aunque, aún podemos tomar alguna de las frutas que conocemos, con casi las mismas propiedades que tuvieron en otro tiempo, las que conocimos al principio del siglo pasado, incluso a mediados; así, cuando es temporada, y si hay la fortuna de que en los mercados populares haya un hortelano que las venda directamente, de las que cultiva no muy lejos.



Pero en el trasiego del mercadeo siempre se pierde algo, y solo algunos afortunados que conocen las propiedades de cada fruta, y si madrugan, llegando los primeros, podrá llevarse el sabroso fruto de alguna de las especies que se cultivan en nuestro entorno. No es lo mismo esa fruta que la que se nos vende en el super.



Los frutales mas conocidos vinieron hace siglos de Asia Central, China y del Cáucaso. Desde entonces se han hecho muchos cruces con especies próximas, y con tanta selección que estas frutas de ahora no son aquellas, apenas la morfología, quizá algo parecido el aroma. Pero quizá se pudiera desandar el camino, si se rehiciera su genoma. ¿Es posible volver a recuperar aquellas frutas que atesoraban los romanos como una joya culinaria, sólo para el domus? Posiblemente.



Ahora sabemos cómo se cuidan, incluso con técnicas respetuosas del medio ambiente y con la naturaleza de la planta, pero me temo que no todo el mundo conoce el arte de disfrutar su cultivo, con detenimiento y delicadeza, así como acomodándolos a su función estética, como un elemento mas de un jardín, de un paraíso oculto.



En Tresenzinas he vuelto a reencontrar mi oficio de agricultor familiar, disfrutando (hermoso verbo para esta función precisa, de la que trae su semántica) de las horas lentas de continuo coloquio con la botánica, que responde siempre sin influencia alguna, salvo las propias de la naturaleza.



Los almendros, el peral, los membrillos, abandonados hace años, apenas han aguantado enredando sus ramas invadidas por los líquenes, hongos y parásitos que han encontrado en ellos unas plantas a su disposición. Otros frutales, sucumbieron por el abandono, la sequía y las enfermedades. Solo el avance de la nidificación de los pájaros insectívoros, y una climatología que está cambiando por días, les han dado un margen de supervivencia. A los supervivientes, les dí a tiempo el tratamiento de invierno, con un producto totalmente compatible con la naturaleza, y una poda de saneamiento que les ha hecho recobrar un principio, parecido a su hermoso y antiguo porte, con la salud propia que les hace fecundos, eso sí, con la complicidad del panal de abejas que pusimos en la esquina del terreno.



Ahora, habrá que esperar a los días de primavera, para que el abono, el cultivo de la tierra y los tratamientos les hagan brotar con fuerza e inunden con lo más hermoso que tienen, sus hojas y sus frutos. Entonces, cuando las ramas estén en sazón, será el momento de hacer los necesarios injertos para mejorar la producción con la ayuda de aquellas plantas resistentes, de la misma familia, que ayuden a sacar la mejor fruta con el menor de los aportes artificiales. Todo el año, con la satisfacción de ir consiguiendo los mejores frutos de la naturaleza, sin tener que ir al Supermercado, con la casa inundada de nuevos perfumes que hagan un hermoso momento el ordinario de la alimentación, empieza una nueva vida que hace bueno ver pasar los días.