20081027

NUBES


A mi izquierda se abre la puerta de la biblioteca. Da directamente a los ventanales de la galería, y de allí a los patios vecinales. Desde donde estoy sentada escribiendo veo un cuarto de cielo de septiembre. Ni siquiera es un cuarto. Es apenas un rectangulito pequeño encima de uno de los tejados de enfrente. En él, se mueven rápidas nubes de lluvia que van a llover al mediterráneo. El resto de mi paisaje permanece inmóvil. Apenas se balancea en un mecer del viento que se lleva las nubes lluviosas. Pero el resto de lo que podría ser tan libre como esas nubes, no puede dejarse llevar. La ropa se mece en las cuerdas, prendida a ellas por las pinzas de madera. Y las ramas de las plantas de mi vecino, que se asoman al balcón, altas y esbeltas se deben a su tiesto y no son capaces de sentir unas piernas andantes bajo ellas.
Y yo, yo que podría, hace tiempo que no quiero volver a ser nómada. Me gusta el nido que encontré y siento que por fin dí con el sitio que andaba buscándome a mí. Así que prefiero quedarme. Al menos el tiempo suficiente para ver pasar todas las nubes que van a llover al mediterráneo. Me iré el día que no vuelvan las nubes a llover sobre su espejo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta lo que escribes, es muy profundo y melancolico, te gusta recordar los buenos tiempos con nostalgia y me haces recordarlos a mi tambien cuando te leo, por todo ello, gracias, y te animo a que sigas escribiendo cosas como esas.