20071017

RASPANDO, INCLUSO LAS HORAS



Por mi tierra se dice mucho eso: llegó a la oficina raspando la hora. Eso de raspar el tiempo tiene mucho que ver con la visualización del lenguaje. En tierras donde el hambre durante siglos hizo que se rasparan los cuencos y platos hasta apurar la última brizna de comida, cualquier tipo de explicación sobre el agotamiento o el apurar el consumo, incluso del tiempo, tiene como consecuencia que se raspa hasta lo más último. Que no es otra cosa en la manera de actuar que apurar al máximo los plazos y términos. Yo, que de natural tengo una inclinación a raspar los plazos, voy superando esta torcida manera de ser para vivir algo mas tranquilo.
El llegar con el tiempo justo es signo de falta de diligencia y consecuencia de la ansiedad. En RENFE llegan los trenes muchas veces con un minuto o menos, antes de llegar al plazo que le obliga a devolver el importe. Cuando ven que se les echa encima la amenaza de la devolución ponen al tren a correr raspando los raíles cortando el aire como con un cuchillo y emborronando el paisaje, que pasa sin dar tiempo a dibujarlo. Tanto raspar termina algunas veces con el plazo cumplido y enseguida se oye una voz lastimera, propia del que ha jurado entre dientes, anunciando la devolución.
Con la declaración de la renta pasa algo parecido. Agoto el plazo muchas veces, convencido de que las malas noticias hay que retardarlas lo mas que se pueda y las buenas acelerarlas. Poca esperanza tengo en que Hacienda me las de buenas. No se porqué, pero nunca me las dio. Soy un buen contribuyente, pero en este país, ser buen contribuyente no suele tener premio. Se cumple al parecer el mensaje bíblico. El padre solo agasaja al hijo pródigo cuando vuelve al bien, el buen hijo se queda mirando viendo pasar las horas.
Aprobar raspando, es una dignísima forma de pasar el corte, sea en la carrera o en la oposición. Cuando hay que dar la talla es cuando trabajas después. Por eso el raspar la nota no es cosa mala, salvo que se corre el riesgo de no llegar. Y eso, además de ansiedad, trae el fracaso que, como todo el mundo sabe es huérfano, mientras que el éxito tiene muchos padres.

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