20090603

APARTARSE UN POCO



Ourense quedó atrás. Con la ciudad he pasado días de tranquilo deambular por sus calles cargando con mis cuitas, muchas de ellas salidas del trabajo. No se aún si las ilusiones propias de la juventud, que aún retengo con fuerza, van siendo ya baldías y tan hueras como los días muertos que pasé encerrado en el piso, viendo pasar las horas, transportado a las páginas de las últimas novelas que leí. Hueras por mi constante necesidad de hacer cosas, que no del todo por leer, que siempre me trajo buenas rentas para mi persona. Pero en todo caso faltando la compañía de los que mas me quieren. Ha sido una pequeña época muy fructífera, sobre todo en amigos.
Las últimas semanas las pasé transitando, contaminado por las aguas tuertas de la fuente de San Pedro de Rocas. Bebí sin pensar en su potabilidad y luego sentía la amargura permanente del eremita, que supongo se pasarían las horas apartándose del mundo para sentir mas le necesidad de estar en él. Decía Chesterton que el hombre en soledad tiene mas conciencia social que el que está en compañía. Algo debe ser así porque cada vez que me he sentido con más conciencia social ha sido apartado en el campo, viendo al mundo desde la platea. Allí se tiene más tiempo para el análisis y la elaboración de proposiciones. En Ourense he tenido tiempo para todo, para pensar y para devorar algunas orellas picadas regadas con Ribeiro de barril.
En San Pedro de Rocas hay tumbas excavadas en las rocas, dentro de las oquedades, también excavadas en ellas, a modo de iglesia como las de Kum Ram. No hay mucha luz que llegue en la espesura del bosque, y la lectura debía hacerse en el exterior o a la luz de algún candil de aceite. Cuando volvía de allí, pensé que la vida de aquellos eremitas era la más perdida de todas las vidas. Y sin embargo alguna virtud debieron encontrar, aunque solo fuera el tesón de arrancarle a las rocas las formas de aquellas sólidas construcciones.
La vanidad humana hace a veces que algún mortal piense que ha descubierto la pólvora, lejos de averiguar que ya se empleó hace siglos por lo chinos. Pero cuanto mas pequeño se es, (no me refiero a la estatura física, sino a la intelectual, aunque algunos también acumulen aquella) mas se ve obligado a prescindir del saber de otros, apoyándose en la personal vanidad. Son los que van de triunfo en triunfo hasta el desastre final. Por eso veo necesario que cada quisque haga una apartadita en el campo mirando para adentro y olvidando la vanidad, veneno propio de los que menos valen.
Han sido ocho meses intensos en Ourense haciendo el trabajo propio del que aún cree en el bien de la república y no en el lustre personal. Pero ya se sabe que esto siempre conduce al apartamiento. Seguiré con otras tareas y, quién sabe, a lo mejor termino mas satisfecho que de esta aventura mía por el norte.
Ahora tengo que hacer la declaración de la renta y después de enterarme de lo que se hace con los dineros públicos en la Unión Europea, y aquí también, pienso lo mismo que pensaba el crego Sarmiento, que no comprendía cómo podía calcularse el diezmo dun capón o dun carneiro, que era lo mas que tenían los humildes.
Los que vivimos de un sueldo, aunque sea bueno, no deja de ser la parte ínfima de los que tienen rentas por otras actividades. Especialmente los financieros que siempre ganan, incluso en las crisis como la que vivimos.
¡La madre que los parió!.. Una apartadita en plan eremita les vendría bien, eso si: ¡sin spas!

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