20140907

EL BAÑO DE AQUILES


Urbicain. 6 de mayo, martes, de 1986. Longinos Gabbiani, mi cordial amigo del Antico Forno Antonino, cerca del Palazzo de Capodimonte, en Nápoles, me escribió ayer y me daba la buena noticia de un posible yacimiento romano cerca de su finca en Avellino. Había avisado a las autoridades y lo desecharon por creer que estaba ya expoliado desde el principio del siglo. Longinos pensaba que aún podía tener grandes cosas. Arquitecto, aunque no ejercía desde que se encargó del restaurante familiar, sabía que las estructuras encontradas eran importantes. Le llamé por teléfono y mostró mucho interés en que fuera con él. Me lo pidió por favor, pero el favor me lo hacía a mí. Una nueva aventura profesional que me interesó mucho. Pasar unos días con él allí me vendría bien. Según me había descrito él, los arqueólogos del museo para la estratigrafía arqueológica empelaron la Matriz Harris, que es  una base de trabajo bastante buena y solo podría faltar completar la dimensión temporal. Decía tratarse de una domus romana (casa particular); la Administración creía que no eran de gente principal y él,  si creía en la importancia de los que la habitaron.
Me despedí de la familia y saqué el billete del avión; el jueves, con mis cosas de trabajo me fui a Nápoles. Aterricé en el Aeropuerto de Nápoles-Capodichino, y allí estaba esperando Longinos que, como siempre, me dio un abrazo que casi me deja sin respiración, además de dos besos. Me llevó hasta su restaurante a comer, con un vinillo Asprinio di Aversa que lo acompañamos con marisco recién cogido del mar, comimos como dos reyes aqueos. En el yacimiento, según me dijo, habrían encontrado diversos objetos, que estaban en el museo, piezas pequeñas de ajuar domestico, restos de loza griega, vasijas decoradas con motivos geométricos y otras con plantas. – Ese puede ser un buen síntoma. -Le dije. Pero no avancemos teorías, veremos el terreno.
Al día siguiente, en el Museo Nacional, viendo las piezas.  Hablamos con los profesores que habían trabajado allí, mostrándose afables porque me reconocieron por mi trabajo en Egipto. Me dijeron que no había inconveniente en que hiciéramos lo que estimáramos conveniente pero que, en todo caso le informáramos de los resultados y que lo extraído iría al Museo Nacional de Nápoles. Aceptamos, como era de razón y deseo de Longinos desde el principio. Mi amigo me hizo un guiño con los ojos y nos fuimos enseguida. Al salir dijo: - E llevace 'o mmale 'a tuorno Dio, que al parecer quería decir en su dialecto napolitano, ¡mas libranos del mal Dios! (no se si lo transcribo bien). Cuando me lo tradujo, estuve riendo un rato y a él se le pasó el cabreo que tenia con ellos y se rió conmigo. Volvimos a su restaurante, donde nos esperaba un pescado a la plancha muy apetitoso; se sinceró conmigo: - Alberto, te voy a confesar una cosa que es la que me mueve con tanta prisa a que trabajemos en el yacimiento de casa: hace dos meses tuve una visión, cuando estaba dando un paseo por allí vi, como un flash, una enorme copa con decoraciones de lo que parecía dibujos de la antigua Grecia que  se me apareció en la cabeza con gran claridad, incluso en color. El dibujo representaba a una mujer salvando a un niño de caer al mar. Dirás que estoy un poco loco, pero esa visión la he vuelto a ver en sueños varias veces y en todas la veía al final en mis manos con gente que decía que era de gran importancia. ¿Qué piensas? – Bueno qué quieres que te diga, eso desde el punto de vista científico no es prueba de gran cosa, si queremos hacer algún trabajo allí debemos documentarnos antes sobre la historia de esta parte de Nápoles y más concretamente de esta población cercana: Avellino. Según he leído, el núcleo original de la ciudad, Abellinum, empezó a formarse en la colina de la Civita, territorio de hoy Atripalda cerca de 4 km del centro de Avellino ahora. Con lo que estaríamos en el mismo núcleo de población de la ciudad antigua, centro pre-romano, presumiblemente de origen etrusco-campaña y de lengua osca, citada desde el sigo IV. Según investigaciones recientes, la antigua ciudad era territorio de los Sabatinos, pueblo documentado por Tito Livio. No se debe excluir que tal centro tenia el nombre de Velecha, certificado de numerosas monedas atribuidas a el área de Campaña. Fue conquistada por los romanos en el año 293 a.C, cambio de nombre varias veces; en el siguiente orden: Veneria, Livia, Augusta, Alexandriana y Abellinum). Pero claro, esto lo sabes tu mejor que yo, pues me consta que estas muy bien documentado. En esta zona había bastante comercio con Grecia, incluso desde el siglo V antes de Cristo, por lo que no es extraño que en tu visión traigas esa imagen. Lo que hace falta saber si esa visión es espontánea o esta inducida por algo que hayas podido leer o ver. Pero bueno, no especulemos más, mañana sin mas pérdida empezamos a trabajar, si están dispuestas las personas que van a venir a ayudar en los trabajos de campo. – Bien, creo que estas muy centrado y lo que dice es razonable. Mañana empezamos, no te preocupes, estarán; ahora tómate tu café tranquilo y esta tarde nos damos una vuelta por allí y te explico donde vi esa especie de visión.
Efectivamente, fuimos allí y se fue directo a una parte de la excavación donde había unos muros de lo que fue vivienda y posiblemente una estancia aneja a las cocinas. Se paró entre los muros de una habitación menor y dijo firmemente: -Aquí.

Los siguientes días trabajamos de manera ordenada reconociendo el carácter de la vivienda y llegamos a la conclusión de que era una casa aislada de la población, de grandes dimensiones, prerromana pero adaptada por los romanos y con restos de las tesellas de mosaicos que habrían desaparecido. Por complacer a mi amigo Longinos nos centramos en la habitación pequeña cercana a las cocinas, y al cuarto día, a las nueve y media de la mañana, uno de los que levantaban lo sedimentos dio una voz: - Professore! veloce, qui. Guarda, c'è una parte di una bella ceramica! Llegué hasta él y, efectivamente, asomaba entre los sedimentos el asa de una vasija de cerámica decorada, parecía griega. Muy despacio, con las brochas y los pinceles fuimos retirando la tierra y en algo mas de media hora estaba ante nuestra vista, una crátera griega, totalmente entera, sin apenas arañazos y con una hermosísima decoración de la Diosa Tetis cogiendo por uno de los pies a su hijo Aquiles, antes de meterlo en la sagrada Laguna Estigia, donde tomaría  enormes poderes en su cuerpo de semidiós, salvo en el talón, que es por donde le cogía su madre y no se mojó. Y lo más importante: estaba firmada por Assteas. En el mundo solo hay siete. Esa cratera, donde servían el vino con agua, fue un descubrimiento descomunal. Una joya. Longinos tuvo acierto en su visión. Allí estaba. 
(Publicado en el periodico "La TRibuna de Ciudad Real" el 30 de agosto de 2014).

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