20060513

TARDE DE MAYO



Los estorninos cantan a voces sus llamadas;
precisan veloces sus sitios de recogida,
y el perfume del cinamomo baña la tarde.

Tus hombros, se adueñan de mi recuerdo,
frescura de piel sofocando calenturas:
se convierte en dulce sosiego de mis labios.

El Universo, me invita a llamarte.
Cae la tarde, muy lentamente, y en tu regazo,
lugar dispuesto para mi cabeza cansada;
yace mi entrega permanentemente en ti.

Me recogeré con tus caricias, que deseo
sobre tus muslos firmes, dorados por la tarde,
sólido cuerpo de la fuerza de tu atracción.

La noche espera; en ella, siempre estaré contigo.
Juntos, para viajar a lugares de ensueño,
donde el olvido es llave para entrar.
Dejando, detrás, la ansiedad
y delante, el dulce sonido de nuestra vida.

La música de tu voz, la siento entre mis sienes;
llamas y acudo a tus brazos
como si fuera para toda la vida.

Mis sentidos fluyendo, precipitados en ti
van como los ríos, hacia el mar:
naturalmente, desde el tiempo inmemorial.
Hacia el mar abierto, que los recoge en su seno;
donde tú y yo , siempre, nos miramos, y sonreímos.


Solo un sueño, siempre corto y recurrente.

(Escritor: Ramón Gallego Gil)

(Ilustración: Jean Antoine Watteau, 1684-1721)

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